MEMORIA

 Memoria 

“Evidencia como interrogante”

Paula Sacristán Cerrillo, Laura Pampliega Bolaños, Katrina Rodriguez Krupenka , Alba Solís de Matos, Sara Rojo 



Inicios.


Evidencia como interrogante es un trabajo que comenzó como una idea muy abstracta, la cual hemos ido desarrollando poco a poco durante las varias semanas de trabajo. Como inicio del proceso, hablamos de conceptos como la realidad y la verdad, inclinándonos sobre todo por la idea de la mentira en la fotografía, y de cómo muchos artistas habían desarrollado esto en su obra. Admiramos la obra de Fontcuberta, de Bendiksen y de Daguerre entre muchos otros, y los tomamos como principal inspiración para el resultado de nuestras fotografías, en un principio. 


Primeras influencias.


Los primeros y más importantes referentes que han servido como base estable en este proyecto son artistas como Joan Fontcuberta, cuyas obras “Fauna”(una serie de fotografías de animales inventados por el zoólogo, incluyendo elementos clave para dar credibilidad científica y solidez a una gran ficción),  “Sputnik”( juega con la verdad y la mentira; trata sobre un astronauta soviético, experimenta con la idea de que las imágenes no significan nada en sí mismas sino que dependen de su contexto histórico) y “Herbarium”( elabora el trabajo de un botánico, junto a la fotografía de la planta coloca datos reales y otros inventados, que le permite jugar otra vez con la verdad y la mentira)  fue una gran fuente de inspiración. También estuvo Jonas Bendiksen, con su trabajo “The Book of Veles”. En esta obra juega con la mentira y la verdad, demostrando la facilidad con la que se puede engañar al público, demostrando la excesiva credibilidad que hay hacia el fotoperiodismo o fotografía documental, utilizando imágenes y textos hechos por inteligencia artificial. Luego Louis Daguerre, con la fotografía "Vistas del Boulevard du temple" es un ejemplo de cómo la fotografía no se puede tomar como un hecho evidente, ya que en la realidad, cuando se tomó la foto la calle estaba llena de gente (la realidad es que los tiempos de exposición necesarios para obtener una fotografía en esos primeros años del invento eran muy largos, por eso quien se movía no salía en la foto). William Eggleston, que en su obra fotográfica daba una visión romántica y nostálgica de la vida en el sur de Estados Unidos en la década de 1960 y 1970, mientras que en realidad el país estaba plagado de conflictos sociales y económicos. Y por último, Alfred Eisensteadt, el autor de la famosa fotografía del beso entre el soldado y la dama. Esta fotografía es considerada como un icono del amor, de la paz y del fin de la guerra, sin embargo el contexto de la fotografía es totalmente contrario, ya que los dos protagonistas apenas se conocieron unos minutos antes e incluso la mujer cuenta cómo se sintió forzada.


Todos estos referentes nos ayudaron a aportar una base de investigación acerca de la temática que queríamos desarrollar, pero no tardamos en descubrir que nuestro real interés residía en otro tipo de enfoque fotográfico. Sin rechazar ninguna de las propuestas anteriores aportadas por nuestras primeras influencias, nuestro trabajo tomó un camino un tanto diferente, ya que comenzamos a investigar sobre el arte de la ilusión óptica en la fotografía.

En este punto de nuestro trabajo, llegaron influencias nuevas como sería Deenesh Ghyczy, cuya obra se centra en la creación de retratos distorsionados (deconstruye la figura humana, disolviendo las formas y uniéndolas de manera que queden uniformes con el fondo), y Nick Fancher, cuya obra se centra en la creación de efectos con la cámara, utilizando colores llamativos y una iluminación dramática. Su serie “Remota”, que realiza durante la cuarentena, utilizando diferentes efectos que consiguen distorsionar la cara, a través del agua principalmente, nos sirvió de mucha ayuda para asentar finalmente la idea para nuestras fotografías finales.


Desarrollo del trabajo, toma de fotografías.


Una vez tuvimos claro cómo queríamos que fueran nuestras fotos y con qué medios queríamos experimentar, comenzamos el trabajo práctico.

Los vasos, los espejos y el agua eran nuestros elementos principales para la creación de nuestras fotografías. Comenzamos haciendo algunas pruebas de fotos con el teléfono, jugando con los efectos que hacían el agua y el cristal con nuestros rostros, las diferentes ilusiones que podíamos obtener cambiando la distancia del vaso al móvil, llenando más o menos el vaso de agua, usando diferentes recipientes, etc.

A partir de las fotografías que obtuvimos de esa experimentación y del feedback que recibimos de estas, iniciamos la toma de fotografías definitivas, en las que los protagonistas fueron los recipientes de cristal, el agua y el ojo humano. 

La relación de este juego de ilusiones ópticas con el agua y el tema principal “evidencia como interrogante” es que hemos querido centrarnos en una de las muchas ramificaciones que ofrece esta temática, y esa es el engaño de los sentidos. El empleo del ojo como protagonista hace alusión a la vista, y a lo sencillo que puede resultar engañarla usando elementos tan cotidianos como el cristal y el agua.

En las fotografías finales hemos jugado con el encuadre del vaso en la foto, con las luces y la temperatura, como también lo hemos hecho con los ángulos de la cámara y con la oscuridad de los fondos. Han resultado tres series de fotografías que hemos clasificado por coherencia de color y luz, así como por la distribución de los elementos que aparecen en las fotos.


Conclusiones.


Con este trabajo hemos profundizado sobre la idea de que la fotografía no siempre se tiene que mostrar como una evidencia de realidad, está sujeta al contexto e incluso podemos utilizarla para mostrar una versión contraria a la verdad.

A través del agua y la mirada distorsionada se crea un diálogo entre la obra y el espectador creándose una nueva versión de la realidad, y hemos explotado este concepto a nuestro favor.


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